El 27 de septiembre se conmemora el Día Nacional de la Conciencia Ambiental en Argentina en memoria de un trágico accidente ambiental ocurrido en 1993. Ese día, un escape de ácido cianhídrico en la ciudad de Avellaneda, Buenos Aires, provocó la muerte de siete personas y afectó gravemente a muchas otras.
Este accidente expuso las graves consecuencias de la falta de conciencia y regulación ambiental, lo que llevó a reflexionar sobre la importancia de proteger el medio ambiente. A raíz de este suceso, en 1995 se promulgó la Ley 24.605, que establece el 27 de septiembre como un día de reflexión sobre la responsabilidad ciudadana en la preservación del entorno natural y la importancia de tomar acciones para evitar daños ambientales.
Se propone una cultura de sostenibilidad porque no es suficiente implementar medidas aisladas; se requiere un cambio cultural profundo que transforme la forma en que interactuamos con el entorno, asegurando un futuro más justo y equilibrado para todos.
La cultura de sostenibilidad implica un cambio profundo en los valores, hábitos y comportamientos de las personas y las sociedades en relación con el ambiente, el desarrollo económico y el bienestar social. La sostenibilidad busca que las generaciones presentes satisfagan sus necesidades sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas. Para lograr esto, es necesario que el enfoque de la sostenibilidad se integre en todos los aspectos de la vida cotidiana y de la toma de decisiones.
La cultura de la sostenibilidad abarca acciones clave:
Conciencia ecológica: Promueve la comprensión de que los recursos naturales son limitados y que nuestras acciones pueden tener consecuencias graves para los ecosistemas. Impulsa la reducción de la contaminación, el uso responsable de los recursos y la protección de la biodiversidad.
Responsabilidad social: Se refiere a la importancia de garantizar que los beneficios del desarrollo económico sean equitativamente distribuidos. Fomenta la justicia social, la igualdad de oportunidades y el respeto por los derechos humanos.
Economía circular: La cultura de la sostenibilidad impulsa un modelo económico que busca reducir el desperdicio, reciclar materiales y prolongar el ciclo de vida de los productos, alejándose del modelo lineal de «usar y desechar».
Participación comunitaria: Para que una cultura de sostenibilidad sea efectiva, las personas, comunidades y organizaciones deben involucrarse activamente en la promoción de prácticas responsables. La colaboración entre gobiernos, empresas y ciudadanos es fundamental.
Educación y sensibilización: Una cultura de sostenibilidad necesita de educación ambiental y de la promoción del desarrollo de una conciencia crítica en todos los sectores de la sociedad, para que las personas puedan tomar decisiones informadas y actuar de manera responsable.
El triple impacto busca equilibrar estos tres pilares para que el desarrollo económico no sea a expensas de la degradación ambiental o de la exclusión social, sino que todos los sectores avancen de manera armoniosa y sostenida.
Para aumentar la conciencia ambiental y contribuir a una cultura de sostenibilidad y acciones de triple impacto, se pueden implementar varias acciones:
Reducir, Reutilizar y Reciclar: Evitar el uso de plásticos desechables, optar por productos reutilizables y reciclar correctamente los materiales.
Consumo Responsable: Elegir productos de empresas que practiquen la sostenibilidad, preferir alimentos locales y de temporada, y reducir el consumo de carne.
Ahorro de Energía: Usar iluminación LED, desconectar aparatos electrónicos cuando no se usen y aprovechar al máximo la luz natural.
Transporte Sostenible: Caminar, usar bicicletas, compartir vehículos o utilizar el transporte público para reducir la huella de carbono.
Conservación del Agua: Implementar prácticas como duchas más cortas, reparar pérdidas y usar sistemas de recolección de agua de lluvia.
Educación y Conciencia: Compartir información sobre sostenibilidad con amigos y familiares, y participar en talleres o charlas sobre el tema.
Apoyo a Iniciativas Locales: Participar en grupos comunitarios que promuevan la sostenibilidad y apoyar negocios locales que tengan prácticas responsables.
Jardinería y Espacios Verdes: Cree espacios verdes en casa o en la comunidad, y opte por plantas nativas que requieran menos agua y mantenimiento.
Uso Responsable de Recursos: Comprar solo lo necesario, evitar el desperdicio de alimentos y planificar las compras para minimizar residuos.
Participación Activa: Involucrarse en proyectos comunitarios de limpieza, restauración o conservación de espacios naturales.
Estas acciones, aunque parezcan pequeñas, pueden tener un impacto significativo cuando se llevan a cabo por muchas personas. Además, promueve un cambio de mentalidad hacia una mayor responsabilidad ambiental.
Por la Prof. Maest. Cecilia Fernández Díaz. Consultora Ambiental Integrante de CaMCA